Energía sexual femenina: nuestro poder herido

No sé ni por donde empezar. Estoy teniendo unas experiencias tan profundas y transformadoras en mi viaje con la Diosa que aún cuando desde la semana pasada todos estamos enfermos en casa, yo me siento llena de energía, llena de ideas, de ganas y de placer.

Como ya les había contado, este mes en mi entrenamiento como sacerdotisa estoy viajando con el rostro divino de María Magdalena en su arquetipo de Amante y wow! ha sido una experiencia alucinante! Nunca antes había trabajado tanto con esta energía y se ha despertado un poder en mi que había dormido por muchos años.

Creo que todas las mujeres de una u otra manera tenemos herida nuestra sexualidad, y no me refiero solo al acto sexual sino a la energía de poder, de placer, de erotismo y libertad que nos pertenece por el simple hecho de haber nacido en un cuerpo humano.

Hemos visto desde siempre que a las mujeres se nos ha denigrado, castigado, minimizado (y tristemente hasta torturado y matado) por sentir y expresar esta energía. Estamos viendo con el corazón roto lo que está pasando en Irán y sabemos que aunque aparentemente seamos "muy libres" en países occidentales en realidad no lo somos. El querer apagar y matar el poder de la energía sexual en la mujer no solo viene de afuera sino de adentro y no solo del patriarcado externo sino el que existe en y entre nosotras mismas.

Nosotras las mujeres somos quienes decidimos no hablar del tema, quienes nos juzgamos unas a otras, quienes le seguimos dando poder al mito de Eva vs Lilith, de María vs Magdalena. Pero esto tiene que cambiar. Y no me refiero a que salgamos desnudas a la calle o que nos dediquemos a vivir una sexualidad irresponsable, me refiero a que en una profunda intimidad con nosotras mismas debemos de reconciliarnos con esta energía, debemos de reconciliarnos con el placer, con el enorme poder creativo que existe dentro de nosotras, con la fuerza del erotismo y la sensualidad que mueve montañas y que no tiene que ver con un otro, que no tiene nada que ver con sentirlo y vivirlo con otra persona, sino con sentirlo y vivirlo con y en nosotras mismas.

En todas las tradiciones espirituales se han dejado códigos para recordarnos de nuestro poder, para recordarnos que cuando estemos preparadas tenemos que rescatarlo. La serpiente es un símbolo de esto pero el patriarcado se ha encargado de utilizarlo como símbolo negativo de pecado y maldad en lugar de honrarlo por lo que es, uno de los símbolos más poderoso de la feminidad sagrada (de esto les hablaré pronto en el podcast en el episodio que ya estoy preparando sobre Eva).

El caso es que justo esto es lo que he estado trabajando, sanando y despertando en mi durante todo este mes y me doy cuenta, más bien, vuelvo a reconocer la enorme importancia del trabajo espiritual. Creo que una de las estrategias del patriarcado para mantenernos adormiladas ha sido precisamente decirnos que hay cosas mucho más importantes que nutrir nuestra naturaleza espiritual, que nunca hay tiempo para eso, que es más importante invertir nuestro dinero y tiempo en lo temporal, en lo mundano...pero para mi es al contrario, porque cuando invertimos en descubrir lo que somos, cuando invertimos en nuestro despertar, estamos invirtiendo en lo eterno, nos estamos regalando el poder vivir la totalidad de nuestra experiencia humana desde una conexión profunda, intensa e infinita con nuestra Divinidad y para mi eso, vivir desde la Esencia, es el regalo más grande que podemos darnos a nosotras mismas y al mundo entero.

 
  • Yo no soy la artista de estas dos maravillosas ilustraciones.

Wendy BoschComment