Migajas

Hace unos días tuve una revelación increíble mientras manejaba, de hecho tuve que estacionarme para poder recibirla y sentirla con toda su intensidad. El contexto es que desde finales del año pasado he perdido un poco las ganas en mi trabajo pero no porque no lo ame sino porque las redes sociales cada vez nos ponen más difícil a los emprendedores digitales llegar a las personas, crecer nuestra audiencia y compartir nuestro mensaje. Parece ser que lo que la gente quiere es entretenimiento y entonces todos los que tenemos el propósito de crear y compartir contenido que ayude al bienestar mental/emocional/espiritual de las personas no estamos recibiendo el apoyo de las redes debido a su algoritmo. Esto quiere decir que nosotros tenemos que luchar y luchar contra él para poder llegar a ustedes y siendo totalmente honesta, esta batalla cansa mucho y poco a poco nos va matando las ganas y la pasión. Y esto es precisamente lo que empezó a pasarme a mi.

Durante meses he estado pensando en qué programa/curso "tranformador de vidas" puedo crear, qué libro "bestseller" escribir, qué obra de arte compartir, y este estrés y necesidad interna de crear algo completamente transformador - y además ganarle al algoritmo - ha sido en gran parte la razón de mi pérdida de ganas. Pero el miércoles todo cambió.

Estaba manejando pensando en todo esto cuando de pronto escuché un mensaje tan potente que me hizo estremecer. No puedo decirles que fue una voz la que me habló, más bien fue una sensación/emoción/pensamiento que vino directamente de un lugar muy profundo que me dijo: "no tienes que crear algo enorme y que cambie la vida de alguien en 21 días. Eso no existe y tú lo sabes. Tienes que compartir lo que tú haces para ti misma para rescatarte, para regresar a tu silencio, tu paz y tu alegría aún en medio del caos y del dolor".

Y entonces supe que en realidad eso es lo que he estado haciendo durante todos estos años pero que nunca lo había tenido tan claro. Lo que yo hago y comparto son herramientas y prácticas pequeñas, sencillas y poderosas que con suavidad y constancia, nos regresan a Casa, a nosotras mismas, a la Esencia.

Hace algunos meses empecé a escribir un libro para mi misma, o más bien, a coleccionar en un solo espacio dibujos, frases, párrafos, ideas y consejos que me ayudan cuando me siento perdida y lo titulé "Migajas para regresar a Casa". Y es que sí, son esas migajas, esas pequeñas cosas que hacemos una y otra y otra vez las que nos regresan a nuestra paz y las que hacen que finalmente la transformación ocurra.

Cuando yo estoy pasando por una crisis, por ejemplo, no medito 2 horas, no leo 200 páginas de un libro ni veo 5 videos de un curso que compré. Cuando me siento mal medito 5 minutos, leo una página, me preparo un té, escucho música clásica, hago un pequeño dibujo, escribo una pequeña frase... encuentro refugio en esas pequeñas y simples cosas que se convierten en migajas para ayudarme a encontrar el camino de regreso a mi.

Sé entonces que eso es lo que he hecho siempre, lo que he compartido siempre, pero esta vez lo hago con total conciencia y claridad. No estoy aquí para ofrecerles el curso que va a cambiar sus vidas ni puedo prometerles que alguna vez escribiré el libro que nunca más les permitirá sentir emociones incómodas, lo que sí les prometo es que hoy tengo muy claro cuál es mi propósito y el de mi trabajo: es guiarlas, acompañarlas y compartirles herramientas espirituales y creativas que se convertirán en esas “migajas’ que las ayudarán a regresar a Casa, a ustedes mismas y a reconectar con lo que verdaderamente son y somos todos: Esencia Divina.

Wendy BoschComment