Mi hija, su autismo y mi despertar

En 2017 tuve una depresión muy fuerte. Ese año diagnosticaron a mi hija con autismo.

Sin duda alguna, hasta el día de hoy, esos momentos han sido los más difíciles y dolorosos de mi vida. Me sentía caer en un pozo sin fondo rodeada de oscuridad. Estaba pasando la noche oscura de mi alma. Hoy sé que esa depresión ha sido también mi mayor bendición porque fue ahí, en esa oscuridad, donde empecé a convertirme en lo que siempre quise ser.

Hasta el día de hoy en que estoy escribiendo esto mi hija es no verbal, algo que siendo totalmente honesta me duele mucho porque sin duda ella es la persona con la que más me gustaría hablar y compartir de todos estos temas que me apasionan y quizá sea la única con la que no lo pueda hacer. Pero bueno, es lo que es y vivir sin resistencia y aceptando profundamente lo que el Universo ya permitió es lo que me permite a mi vivir con paz en el corazón y poder guiar y compartir con otras personas mi camino para lograrlo.

Mi dolor ante su diagnosis ha sido mi ruta para regresar a Casa y para vivir realmente desde la Esencia y no desde la comprensión intelectual como lo había hecho antes sino desde mi experiencia cotidiana, no solo desde el tapete de yoga y el cojín de meditación sino también desde las ganas de gritar y de correr, desde las lágrimas y la desesperación. Porque Dios está en todo…ES todo.

Una noche muy difícil, después de haber tenido un ataque de ansiedad y de un dolor emocional descomunal, cerré los ojos, conecté con Dios en mi corazón y empecé a reclamarle, a hacerle preguntas, a escribir todo eso que quería decirle en mi Diario y como siempre me respondió a través de la hoja en blanco, utilizando mi mano para guiar la pluma y decirme lo que yo necesitaba escuchar. En resumen lo que me dijo es que mi hija es mi mayor maestra, esa que siempre había buscado y quien me va a ayudar a ser y a hacer lo que siempre quise. Mi hija es quien me guía en el camino para despertar para poder guiar y acompañar a otros desde la experiencia. Ella es quien me hará vivir en experiencia todo eso que sé en concepto, la que me abrirá el corazón como nunca antes y a darme lo que ni siquiera en sueños hubiera podido imaginar.

Como buscadora espiritual, por muchos años busqué a mi maestro, lo busqué en libros, en viajes, cursos, espacios sagrados y nunca lo encontré porque literalmente estaba en mi interior, mi maestra estaba esperando a que yo la diera a luz en este mundo y así, ella, como espejo, me acerca día a día a mi Ser Esencial, a mi voz interior, a vivir mi propósito como nunca nada lo hubiera podido hacer. Ella me ayuda a transitar todos los días las neblinas de mi mente para conectar con el Silencio profundo y divino de mi Ser.

Podría pasarme la vida escribiendo sobre lo que mi maravillosa hija es y me ha enseñado (y seguramente lo haré) pero hoy quiero compartir las enseñanzas más poderosas que he recibido de ella hasta el día de hoy:

  • Mi hija me ha enseñado que la verdadera comunicación, la verdadera COMUNIÓN, no se da a través las palabras de la mente sino en el Silencio del alma porque ahí, en el Silencio interior no hay diferencias, ni opuestos, ni límites, ni expectativas, ni nada…en el Silencio solo hay Ser y Amor y es únicamente desde este espacio que podemos conectar y sentir realmente el ser del otro.

  • Me ha enseñado que aunque muchas veces duela, el Universo no se equivoca y que siempre nos envía exactamente lo que necesitamos para nuestro crecimiento y despertar.

  • Que vivir con expectativas es una pérdida no tiempo y de corazón porque nada ni nadie está en este mundo para satisfacerlas. Que lo hermoso es vivir con entrega, aceptación y amor a lo que es.

  • Me ha enseñado que la verdadera libertad no es hacer lo que uno quiera sino Ser lo que se Es sin miedo, sin querer satisfacer las expectativas de los demás sino siguiendo los mandatos del corazón.

  • Me ha enseñado a vivir aquí y ahora y a disfrutar enormemente de lo sencillo. Ella no necesita cientos de juguetes ni programas de televisión ni llenarse de amigos o experiencias. Ella es feliz paseando en la Naturaleza, jugando con las hojas, los arbustos y los árboles, oliendo las flores, corriendo en libertad, gritando de felicidad, disfrutando su comida, sintiendo mis abrazos… en fin, ella disfruta la vida simplemente porque existe… ella no piensa en lo que están pensando los demás o esperando los demás de ella. Mi hija simplemente Es…momento a momento…instante a instante…y lo mejor de todo es que me invita a vivir así también.

  • Cada día me enseña que no existe la perfección y que el control es solo una ilusión que nace del miedo a que la vida no sea sólida y estable, pero que si queremos realmente vivir con paz en el corazón tenemos que soltar el control y la perfección y confiar en que la vida siempre nos llevará a donde nos tenga que llevar porque la vida, aunque a veces duela o sea incómoda, siempre es perfecta tal cual es.

  • Me enseña que el verdadero amor no necesita nada más que ser y estar, nada más que la presencia total de nuestro ser. Hay que amar no desde el sacrificio sino desde la entrega total.

  • Me recuerda que mi autocuidado es importantísimo porque ella necesita a una mamá feliz, conectada consigo misma, tranquila y presente y no a una mamá drenada, cansada y de mal humor (aunque a veces así estoy y todo se vale!). Mi hija me recuerda que antes de ser mamá soy mujer y que solo cuidando a esa mujer es puedo enseñarle a cuidar de sí misma.

  • Me enseña a reconectar con mi poder personal todos los días.

  • A soltar lo que no es importante.

  • A bajar el ritmo.

  • A confiar y agarrarme de la Esencia Divina todos los días porque en mis momentos difíciles, es ahí donde encuentro mi verdadero refugio.

  • A que la inversión de tiempo, energía y dinero en mi desarrollo personal y espiritual es el mejor regalo que no solo me hago a mi misma sino a ella. Que no es un un lujo sino una responsabilidad. Que no es un acto egoísta sino un acto de amor a ella, a mi y a todas las personas que me rodean.

  • Que todo lo que se aprende en los momentos de calma es justamente para ponerse en práctica en los momentos duros.

  • Que vivir desde una conexión profunda con la Esencia es indispensable para vivir en confianza, sin resistencia, en paz y plenitud.

  • Que mi práctica de conexión diaria es no negociable.

  • Que el Arte y el Silencio son profundamente sanadores, restauradores, y puentes espectaculares para alinearme con la Esencia.

  • Que mi trabajo - todo lo que comparto con ustedes - no es solo un trabajo sino mi ofrenda al Universo, mi manera para ayudar a otras personas, mi canal para compartir y expresar a la Esencia en el mundo.

  • Y que ella llegó a mi como el regalo, el catalizador y la oportunidad para vivir mi propósito en esta vida. Que ella, aunque todavía no me lo pueda decir con sus palabras, me ama con todo el corazón y que no hay mejor mamá para ella que yo.


Aunque he recibido todas estas enseñanzas, mi vida no siempre es hermosa y alegre. El dolor, la tristeza, la duda, entre muchas otras emociones incómodas me visitan constantemente. Su autismo muchas veces me duele, ¿cómo no va a dolerme no poder hablar con mi pequeña? , ¿no poder compartir con ellas tantas cosas? Pero su autismo es también lo que me invita a regresar a mi misma todos los días, a reconectar con la Esencia, a autocuidarme, a crear contenido que ayude a otros, a amarme y amarla más, a estar más presente en mi vida y en la suya, a ser la mamá y la mujer que ella necesita que yo sea … en resumidas cuentas a vivir desde la Esencia.


Así que solo me queda desear que algo de todo esto que ella me ha enseñado y que hoy comparto te ayude a ti también porque no importa el nombre que tenga aquello que nos causa dolor a cada quien, no importa la razón o la dificultad, el camino para regresar a la Esencia es siempre el mismo, uno lleno de confianza, de entrega, de amor, de presencia…de SilencioSer.